Las violencias machistas que sufrimos las mujeres no son exclusivas a un grupo de edad concreto. A los diferentes ejes de vulnerabilidad social, cómo pueden ser el origen, la situación socioeconómica, el capacitismo, y tantos otros, habrá que sumar también el edadismo, término que define el conjunto de estereotipos, prejuicios y discriminación contra las personas por su edad. Es decir, estudios afirman que las mujeres mayores experimentan la discriminación de género en mayor medida que las mujeres jóvenes, y la discriminación por edad en mayor medida que los hombres mayores.

Todavía existe bastante desconocimiento de aquellas formas y ámbitos de las violencias machistas entorno a la vejez, lo que acaba reforzando la normalización social ya de per se existente y ciertos mecanismos de violencia institucional, cómo pueden ser, por ejemplo, la revictimización y la ausencia de políticas públicas dirigidas a este colectivo.

Actualmente encontramos diferentes datos, e incluso campañas, que intentan arrojar más conocimiento entorno a la realidad de las violencias machistas y las mujeres mayores. Un estudio (en catalán) reciente identifica que a la normalización social ya comentada, se añade la no identificación de las violencias por parte de las mismas mujeres que la han sufrido al largo de todo su ciclo vital, factor que podría explicar en parte el bajo acceso a la red de atención a las violencias. Tal como decíamos anteriormente, una mirada interseccional nos informa que hay que considerar factores psicosociales de riesgo y vulnerabilidad, tales cómo, la pobreza, la diversidad funcional, el aislamiento, etc.

Por otro lado, hay que destacar que la violencia ocurre sobre todo en el ámbito de la pareja y familiar, y que las formas de violencia más comunes son: negligencia, abandono, violencia económica, violencia psicológica y emocional.

A nivel estadístico, en Cataluña, un 45% de las mujeres de más de 60 años encuestadas en la Enquesta de Violència masclista a Catalunya (2020) identifican haber sufrido violencia machista a lo largo de su vida. Un 5,1%, en el último año. Por otro lado, las mujeres de más de 60 años representan un 6,49% de las mujeres que llaman al 900 900 120 (Línea d’atenció a les dones en situación de violència masclista). Los datos de feminicidios en mujeres de más de 60 años entre los años 2012 y 2020 han sido de un 20%. En relación con el perfil del asesino, un 58% era la pareja/cónyuge, un 21% el hijo, un 14% la expareja un 7% el yerno.

A modus de conclusión, nos parece crucial resaltar la importancia de seguir incidiendo políticamente entorno a las violencias machistas entre las mujeres mayores, incluyendo la perspectiva del ciclo vital en las políticas públicas de género, de prevención e intervención.