Hoy es día de San Valentín, el día dos enamorados. Y desde SiempreVivas proponemos una reflexión sobre nuestras construcciones sociales sobre el tema AMOR, el peligroso “Amor Romántico”.

Desde que nacemos sabemos que el amor de las mujeres deben ser como los de las princesas de Disney: basados en la servidumbre y abnegación.

Hay que estar siempre atenta, en modo alerta romántica, pues el hombre perfecto – cis y heterosexual, por supuesto –, puede pasar y tú, si te lo pierdes, estarás incompleta para toda la vida.

Hay que llenarse con el amor, pero claro, no el propio.

Hay que casarse, porque una mujer sin un gran amor, no es una mujer feliz y completa.

Hay que soportar todo: el adulterio, natural de los hombres – y solo de los hombres: la atracción exclusiva, ya que si amas de verdad, no sientes atracción por nadie más: los celos, puesto que si no hay celos, no hay amor.

Hay que callar y no decir lo que sientes, no decir lo que piensas o mejor, no pensar mucho y no sentir demasiado. No está permitido sentir lo que tú quieras, si eres una mujer. Ya existen patrones de sentimientos definidos por el sistema patriarcal, y hay que cumplirlos si quieres tener un hombre a su lado. No llores mucho, pero no seas dura. No reclames demasiado. No tengas muchas expectativas, pero cumpla con lo que esperan de ti. No te equivoques. Nunca.

Tampoco está permitido tener sueños y aspiraciones ajenas aquellas que se esperan de ti, como procrear y trabajar en las tareas domésticas. Si tienes ganas de hacer cosas por ti misma sin la validación de un hombre, olvídate.

El ideal del amor romántico en el cual fuiste educada desde siempre, aquello que te enseñaran como bueno para que un hombre te quiera, esto que te prometen las películas de Disney, los libros de niñas, los programas de la tele y los anuncios, es así.

El amor romántico es la idea de amor hecho para que la mujer sirva y el hombre reciba. Reciba todo lo que necesita para tornarse el proveedor, el padre de familia, el que todo puede. Reciba todo para que al final, haga lo que le da la gana, justifique sus errores por el hecho de ser un hombre y encima, trate las mujeres que le sirven, con poco amor.

Pues, el amor de verdad, dicen, es lo que te hace sufrir, “quién te quiere de verdad te hará llorar”, era lo que decían las abuelas… Las madres. Es lo que todavía decimos muchas de nosotras, justificando la violencia con la “belleza” de la palabra amor. Pero no lo es. Ya ha llegado la hora de cambiar esta mirada. La media naranja, aunque ácida, podrida y llena de bichos, no puede seguir siendo lo que nos venden como el mejor plan de vida para una mujer. No lo es.

Pongamos las gafas violetas para mirar el mundo con una perspectiva más crítica, queridas compañeras. Miremos con nuestros ojos, nuestros sentimientos, nuestros miedos. Levantemos de la cama listas a deconstruir poco a poco esta y tantas otras cosas que nos enseñaran el patriarcado y la sociedad, que nos quiere callada y controlada.

El amor romántico no es solamente tóxico, es mortal. Te mata, te violenta, te invisibiliza, te hace sufrir callada. NO es romántico morir en las manos de un machista. Si te mata, nunca fue amor, siempre fue violencia.