«No os quedéis callados, porque si lo hacéis les estáis dejando ganar a ellos.»
Es así como termina la potente carta que la víctima de La Manada ha enviado a ‘El programa de Ana Rosa’.
Desde el equipo de SiempreVivas damos todo el soporte a aquellas mujeres que en algun momento piensan en denunciar, compartir experiencias o pensamientos. No están y nunca estarán solas.
«Hola a todas y a todos:
Supongo que esta carta, pensaréis, que es para contar mi versión y mi vivencia, pero no es así: esta carta es de agradecimiento.
Mamá, papá, gracias no solo por el apoyo sino por sacar fuerzas de donde no las teníais y habérmelas dado a mí. Gracias por todo lo que me habéis enseñado y por todo lo que me enseñaréis. Pero, sobre todo, por no abandonarme ni abandonaros a vosotros por mucho que quisiérais.
Gracias a mis tías, abuelos y primos. Gracias por hacerme ver que en esto se basa una familia: en estar siempre, pase lo que pase.
Quiero también dar las gracias a mis personas, mis elegidas, las mejores elecciones que he hecho en esta vida. Por apoyarme, llorar conmigo, enfadaros porque no tenía sentido lo que sentía, por reír, por hacerme ver que lo mejor y lo peor de la vida hay que compartirlo, por odiar y, sobre todo, por querer. Vosotros me levantáis.
También quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado en este camino: ojalá nunca os hubiera conocido, pero la vida es así y te trae a las mejores personas en los peores momentos. Y eso es por algo. Ojalá nunca te hubiera conocido, amiga de verdad, pero gracias a esto tengo una persona imprescindible en mi vida, compañera de batalla, que sé que nunca nos vamos a olvidar.
También quisiera agradecer a toda la gente que, sin conocerme, tomó España y me dio voz cuando muchos me la quisieron quitar. Gracias por no dejarme estar sola, por creerme, hermanas. Gracias por todo.
De corazón, gracias a todo el mundo que haya hablado de mí un segundo para hablar y repudiar lo ocurrido, a las asociaciones, personas de la calle, personalidades políticas, famosos, periodistas que me hayan respetado y en general a todo el que se haya preocupado por mí.
Gracias por hacerme sentir otra vez parte de la sociedad, en la que parece que si te violan tienes que llevar el cartel de violada pegado en la frente. Gracias por luchar, gritar, llorar y apoyar esta causa.
Por último, para mí, lo más importante: denunciad. Nadie tiene que pasar por esto. Nadie tiene que lamentarse de beber, de hablar con gente en una fiesta, de ir sola a casa o de llevar una minifalda. Nos tenemos que lamentar todos de la mentalidad que tiene esta sociedad donde esto le puede pasar a cualquiera, os lo aseguro.
Tened cuidado con lo que decís, no sabéis cuántas veces he oído hablar sobre «la chica de sanfermines» sin saber que esa chica era la que estaba sentada a tu lado. Y, por cierto, no soy «la chica de sanfermines»: soy la hija, nieta, amiga y, quizás, ese «de» sois uno de vosotros. Así que, por favor, pensad antes de hablar. Igual que estamos mentalizados y no bromeamos con enfermedades, no deberíamos bromear sobre una violación. Es indecente y está en nuestras manos cambiarlo.
Por favor, solo pido que, por mucho que penséis que no os van a creer, denunciéis. Os puedo asegurar que todo el camino que hay que recorrer no es plato de buen gusto, pero, ¿qué hubiera pasado si yo no hubiera denunciado? Pensadlo.
Está muy bien condenar unos hechos, pero todos tenemos que ser partícipes del cambio. Personalmente, con que mi caso haya removido la conciencia de una persona o haya dado fuerza a otras personas a luchar, yo me doy por satisfecha.
Para todas las mujeres, hombres, niñas y niños que están pasando por algo parecido: se puede salir. Pensaréis que no tenéis fuerzas para luchar, pero os sorprendería saber la fuerza que tenemos los seres humanos. Contadlo a un amigo, a un familiar, a la policía, en un tuit. Hacedlo como queráis, pero contadlo. No os quedéis callados, porque si lo hacéis les estáis dejando ganar a ellos.»