El Gobierno modifica los parámetros utilizados para contabilizar los feminicidios –asesinatos producidos por cuestiones de género– más allá de los cometidos por la pareja o la expareja. A partir de ahora, no solo cuentan los asesinatos de parejas o exparejas –de momento 23 en seis meses–, sino también los producidos por hijos, nietos, vecinos y conocidos –19 casos sumados al contador–. Ya hay un total de 42 feminicidios compatibilizados en España en el 2022 solo hasta el mes de junio, de los cuales 9 han sucedido en Catalunya, convirtiéndose en la tercera comunidad autónoma en más feminicidios este año.
Esta novedad legislativa en la conceptualización de los feminicidios permite visibilizar más y mejor a las mujeres que cada año mueren asesinadas por motivos de género. Una acción que plasma un poco más la realidad, y de esta forma se puede conseguir movilizar más recursos no solo por la visibilización, sino también por la prevención y el acompañamiento a las mujeres y sus familias.
Lo que más ha impactado ha sido que casi el 60% de las víctimas de estos feminicidios que se han añadido en este nuevo recuento superan los 60 años, y de los 19 casos, 6 de ellos han sido asesinados de un hijo, y 3 de un neto. En Cataluña, más de la mitad (un 55,56%) de feminicidios han estado hacia una mujer de entre los 51 y los 60 años -con los datos actualizados de junio 2022-.
En Cataluña este año, se han producido todos dentro del ámbito familiar o de pareja –esta última la más frecuente con un 33,33%–, pero en España ya se han distinguido tres tipos de casos. 11 han sido de carácter familiar, 6 sociales (o fuera de la familia), y 2 de carácter sexual –es decir, con violación o agresión sexual incluida–.
Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, considera que, legislativamente, se ha conseguido romper la brecha de visibilización de otras violencias de género más allá de la provocada por la pareja o expareja, gracias a la aprobación de la ley orgánica de libertad sexual. Pero todavía quedan muchos pasos por dar, sobre todo en cuanto a medidas de prevención. A pesar de que en el espacio público es donde se ha inculcado el miedo a sentirnos vulnerables, violentadas, agredidas, etcétera, de hecho es en el espacio privado es donde se llevan a cabo la mayoría de agresiones, abusos y actos machistas, algo que todavía dificulta más algunas cuestiones esenciales como el acto de denunciar, o el apoyarse en el círculo más cercano. Basta con ver las fechas de este año, ya que todas las víctimas de feminicidios conocían a sus agresores, tenían un vínculo cercano ya fuera por contexto familiar o bien social, y aún conociendo al agresor, menos de un 10% habían denunciado previamente.
Hay que recordar que cada año el Gobierno pone el contador de feminicidios a cero –y que la cuenta anual solo se lleva haciendo desde el año 2003–. Una acción que nos recuerda que el sistema patriarcal todavía presiona para que se tienda a tratar los feminicidios como casos individuales, inconexos y aislados. De esta forma, la sociedad no lo considerará un tema importante a resolver ni un problema colectivo. Es una forma de conseguir que la sociedad se olvide de la cantidad de mujeres que han asesinado por cuestiones de género.
No oblidaremos a Sara, Mónica, Claudia, Mercedes, Lobna, Isabel, María Ángeles, Ivet, Victoria Cristina, Teodora, África, Natalia, Ouardia, Clotilde, Florina, Maite, Eva María, Luisa María, Diolimar, Gemma, Virginia, Amparo, Mari Nieves, Cristina, Trinidad, Abigail, Eva María, ni a ninguna de las que permanecen anónimas. (Fuente: FEMINICIDIO.NET).