Las mujeres con discapacidad se enfrentan a una doble discriminación, por su condición de mujer y por tener una discapacidad. La poca visibilidad que tienen las mujeres con discapacidad y/o diversidad funcional, unida a la también poca visibilidad de la violencia sexual, hace que esta problemática sea desconocida y poco tratada [1] . Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, la violencia machista que padecen las mujeres con discapacidad en España tiene una «magnitud alarmante» y se trata de un «fenómeno estructural» [2].

En 2019 la Delegación del Gobierno de Violencia de Género financió la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, realizada por la Fundación CERMI Mujeres. Algunos de los datos que arrojó fueron los siguientes: 

  •  El 20,7% de las mujeres con discapacidad acreditada ha sufrido violencia física o sexual de alguna pareja frente al 13,8% de las mujeres sin discapacidad acreditada. 
  • Las mujeres con discapacidad acreditada han sufrido violencia sexual fuera de la pareja a lo largo de sus vidas en mayor proporción (10,3%) que las mujeres sin discapacidad acreditada (6,2%). 
  • El 4,7% de las mujeres con discapacidad han sido violadas por una persona distinta de su pareja o expareja frente al 2,1% de las mujeres sin discapacidad. 
  • Las mujeres con discapacidad acreditada han sufrido violencia física fuera de la pareja a lo largo de sus vidas en mayor proporción (17,2%) que las mujeres sin discapacidad acreditada (13,2%). 
  • El 17,5% de las mujeres con discapacidad que han sufrido violencia (física, sexual o emocional) de alguna pareja dicen que su discapacidad es consecuencia de la violencia de sus parejas. 
  • Este porcentaje asciende al 23,4% entre las mujeres con discapacidad que han sufrido violencia física o sexual de alguna pareja. 
  • Entre las mujeres que tienen una discapacidad y han sufrido violencia sexual fuera de la pareja alguna vez en su vida, el 14,3% afirman que la discapacidad es consecuencia de estos episodios de violencia sexual. 
  • Las mujeres con discapacidad tienen un 13% más de probabilidades de volver a sufrir agresiones. 
  • Existen más agresiones y son más severas si se compara con las agresiones que sufren las mujeres sin discapacidad.

Como se muestra en los datos, las mujeres con discapacidad sufren más agresiones sexuales y violencias machistas que las mujeres sin discapacidad [3]. Esta diferencia se explica mediante diferentes factores, uno de ellos se basa en los estereotipos sociales y aspectos subjetivos que intenta deshumanizarlas o infantilizarlas. 

Existen también unos mecanismos de perpetuación que agrandan dicha vulnerabilidad. Como es el hecho de suponer que son cuerpos enfermos y por tanto no atractivos, que por el hecho de tener una discapacidad los convierte en cuerpos no sexuados e interpretar que la discapacidad es incompatible con el deseo sexual. Estas falsas creencias y la percepción infantil que socialmente se les atribuye a las mujeres con discapacidad, dificulta que puedan ser concebidas como posibles víctimas, ya que se sobreentiende que nadie puede querer hacerle daño a una mujer con estas características. Así mismo esta infantilización favorece que su posición de género en relación a los hombres, sea de una mayor subordinación.

En muchos casos estas agresiones son perpetradas por hombres que tienen algún tipo de relación con la víctima (pareja, personal sanitario, familiar, conocido, etc.). Este hecho favorece a que la mujer no denuncie tales agresiones o incluso no las advierta como tal. En mujeres con discapacidad intelectual puede darse que las agresiones sean mediante el engaño y la manipulación, y la falta de información y de educación sexual, les impida detectar esas conductas como agresiones y abusos sexuales. Aunque la mayoría de agresiones se dan en entornos conocidos por las víctimas, existen agresiones cometidas por hombres desconocidos y de manera puntual, no repetidas en el tiempo como pueden darse en los casos expuestos anteriormente. Es por esto que se habla de un fenómeno estructural [4], ya que esta violencia ocurre en todas partes; en la escuela, en familias, en la calle con extraños, y en instituciones. 

El hecho de tener una discapacidad y diversidades funcionales que les pueda afectar, hace que les sea imposible defenderse ante las agresiones. 

Otra de las razones por la cual es difícil denunciar cuando los agresores son conocidos, es porque en ocasiones este es su cuidador o pareja del cual dependen para poder realizar cualquier actividad de índole personal. Se genera una relación de dependencia y miedo a denunciar por la posibilidad de la pérdida de los vínculos y la provisión de cuidados [5]. En ocasiones, es tal el aislamiento y la exclusión que sufren, que la única manera de denunciar es mediante su cuidador, siendo este su agresor. 

Más allá de las barreras emocionales que les impiden poder denunciar, existe la dificultad para acceder a los distintos recursos, las barreras estructurales y físicas que entorpecen la fluidez de los desplazamientos. Una vez denunciados los hechos, también se exponen a la victimización secundaria por parte de las instituciones, según las respuestas y tratamiento que estas les den. Los estereotipos que se le atribuyen a las mujeres con discapacidad provocan que su discurso no se perciba con credibilidad, no se las consideran interlocutoras válidas, más cuando su discapacidad les impide comunicarse y expresarse con fluidez [6].

Es la vulnerabilidad que presentan las mujeres con discapacidad, por los factores expuestos anteriormente, las que las hacen posibles víctimas [7]

Todos los factores multicausales y características citadas, se entrecruzan creando situaciones específicas y nuevas a las que hay que dar respuestas concretas, y en muchos casos estas no son satisfactorias. Se trata de un grupo de mujeres muy heterogéneo, ya que existen diferentes discapacidades y afectaciones, por ello se habla de dar respuestas concretas, ya que no existe un único perfil de mujer con discapacidad.

La asociación Dones no estandards juntamente con Institut de les Dones de la Generalitat de Catalunya, realizaron el estudio Diagnòstic de necessitats específiques per a l’abordatge de les violències masclistes en les dones amb discapacitat i propostes d’actuació. Las conclusiones que obtuvieron mediante los resultados, coinciden con los expuestos en los párrafos anteriores. La dificultad que presentan las mujeres con discapacidad de detectar violencia machista y la dificultad de denunciar, ya que puede existir una relación de dependencia con el agresor. Otro aspecto coincidente es la necesidad que existe en promover y facilitar autonomía a estas mujeres, necesidad de autogestión de asistencia personal para que ellas puedan controlar este servicio. 

Es por ello que se quiere poner el foco sobre la educación sexual de las mujeres con discapacidad, así como sus habilidades para relacionarse y habilidades básicas de autonomía. Con esta educación se pretende que la mujer pueda identificar y detectar situaciones de violencia, y discernir entre conductas de abuso de las que no lo son, al mismo tiempo, se pretende promover su autonomía para disminuir su dependencia. 

Hay factores que favorecen a que existan situaciones más complejas para unas u otras mujeres, factores como situación económica, situación regular en el país en el que vive, red de apoyo, entre otras. Cada factor asociado a las mujeres las hace más o menos vulnerables ante situaciones de violencia y su recuperación posterior. No puede verse a las mujeres con discapacidad como un sujeto único con unas mismas características.

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[1] S. Millán, A. Sepúlveda, P. Sepúlveda, B. González. Mujeres con discapacidad y violencia sexual: guía para profesionales. Consejería para la Igualdad y Bienestar Social Dirección General de Personas con Discapacidad. Junta de Andalucía.

[2] CERMI, 2020. La magnitud alarmante del maltrato contra mujeres y niñas con discapacidad.

[3] Observatori Discapacitat Fisica, 2015.

[4] I. Caballero y A. Vales, 2012.Programa de prevenció de l’Obra social La Caixa. Programa de Suport Psicosocial i Prevenció de la violència de gènere en dones amb discapacitat.

[5]  E. Castellanos, 2019. La violencia sexual en las mujeres con discapacidad intelectual. Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.

[6] I. Caballero y A. Vales, 2012.Programa de prevenció de l’Obra social La Caixa. Programa de Suport Psicosocial i Prevenció de la violència de gènere en dones amb discapacitat.

[7]  P. Aguirre,M. Torres, R. Pérez-Puig, 2013. Mujer, Discapacidad y Violencia. Consejo general del poder judicial.