En el proyecto Siemprevivas apostamos por el empoderamiento de las mujeres a través de las Terapias Artísticas y otras metodologías creativas, especialmente en los talleres grupales con mujeres. Lo hacemos por muchos motivos, pero sobretodo por la posibilidad que ofrece el arte de acceder al mundo interno de cada mujer, conociendo las distintas historias vividas y a la vez permitiendo avanzar hacia el futuro, expresando miedos, angustia, y dolor, ayudando con ello a trabajar la prevención y lucha contra las violencias machistas.
Con nuestros talleres queremos acompañar el desarrollo personal de cada mujer fomentando el empoderamiento, dándoles voz y protagonismo a través del arte, favoreciendo la integración de aspectos traumáticos vividos, historias de violencia como una parte del pasado, siendo solamente una parte de su historia de vida.
Trabajamos para el empoderamiento grupal, ya que creemos que la creación de una red de mujeres es imprescindible frente la violencia machista. Y confiamos en el poder de sensibilización que supone la formación de los talleres sobre la violencia machista y el impacto que las propias mujeres pueden tener sobre otras mujeres.
Existen muchas experiencias que avalan la intervención desde las Terapias Artísticas en el ámbito de mujeres que sufren violencias ya que supone un espacio de expresión emocional que posibilita cambios en el crecimiento personal de las mujeres. En nuestros talleres, el trabajo realizado a través de la creación de pinturas o pequeñas piezas de teatro ha permitido hablar de cosas profundas e íntimas y nos ha ayudado a trabajar todos los sentimientos y pensamientos de las mujeres que han participado en ellos.
Una muestra de ello es uno de los primeros trabajos que proponemos a las mujeres: Las mujeres de mi vida (antes de que yo naciera). En él cada mujer crea una pintura donde expresa cómo eran aquellas mujeres que existían en el entorno familiar donde ellas crecieron. Desde su pintura cada mujer habla y explica cómo es la realidad de las mujeres en el mundo que conoce, y a su vez habla de ella misma, de lo que piensa y siente como mujer. Este primer trabajo nos permite hablar de los estereotipos de género y del papel que ocupa la mujer en la sociedad, a raíz de una educación sexista y una socialización de género.
A través de las Terapias artísticas, el empoderamiento individual ha funcionado como un espacio de trabajo personal para cada una de las mujeres. En él se han podido expresar a través de la pintura y otros materiales plásticos (barro, talco y telas, entre otros).
Otra de las experiencias más reveladoras ha sido el abordaje de las distintas violencias machistas desde el teatro: Escenas de vida, escenas de violencia. En este caso, el objetivo era la identificación de las distintas violencias machistas que las mujeres sufren a lo largo de la vida y en diferentes ámbitos a través de la teatralización de escenas cotidianas. Las escenas son escogidas por las mujeres, y a través de su representación ellas mismas y las demás, que hacen el papel de observadoras, reflexionan sobre si la escena escogida es violencia machista o no lo es, dándose cuenta a través del teatro cuántas situaciones de violencia pasan desapercibidas a lo largo de la vida de una mujer y la importancia de su identificación para su prevención y reparación.
El espacio artístico ha sido un lugar para que las mujeres puedan pensar en ellas pero también para que hayan podido pensarse a nivel grupal, en voz de mujer, favoreciendo así el empoderamiento colectivo, aprendiendo a estar con otras mujeres, escuchándose, comprendiendo y reflexionando entorno a la sociedad, el lenguaje, las políticas y la educación machista. Compartiendo poco a poco hemos ido uniendo lo individual con lo grupal, mientras cada mujer se ha podido ver reflejada en las otras.
La creación Nuestro cuerpo: un mapa vital de las violencias machistas ha sido un ejemplo de este trabajo grupal y uno de los resultados más significativos de este trabajo conjunto. Desde la primera sesión, hemos trabajado en esta creación que empieza siempre con el dibujo de la silueta de una de las mujeres en un trozo grande de papel mural tendido en el suelo de la sala. A partir de este primer dibujo donde las mujeres escriben a su alrededor todos aquellos estereotipos de género que conocen, el mapa vital de violencias se va construyendo poco a poco con los distintos trabajos y debates realizados durante el taller. Así, en un segundo momento, las mujeres pintan en distintas partes del cuerpo las distintas violencias sufridas por las mujeres o en una última sesión ponen voz al cuerpo a través de mensajes dirigidos a la sociedad en contra de la violencia machista. El mapa vital significa el viaje entorno a las violencias machistas que hemos realizado durante las distintas sesiones y en él cada mujer participante puede ver su marca.
Finalmente, la multiculturalidad ha sido una realidad presente en nuestros talleres, y nunca ha sido un obstáculo para estar y avanzar como grupo y hacia un lugar común. El pensar, estar y hablar desde el arte ha dejado la diferencia alejada de nuestros talleres, siendo un elemento más de unión que ha posibilitado la creación desde el “nosotras”. El reconocimiento de cada una de ellas hacia todas las demás ha construido una voz colectiva fuerte y capaz de acoger cualquier historia de vida.
Soy esta y aquella
soy muchas y ellas
soy única y diversa
soy lucha y querella
soy quimera
en noche sin estrellas,
soy contracorriente
soy cima, soy negra
y soy mujer
y eso cuesta

Poema de Mariana Yonüsg